Colombia tuvo que esperar 56 años y 184 días para ver cómo una soberana de la belleza era coronada de nuevo como la mujer más hermosa del planeta.
Ocurrió este domingo, en Miami, Estados Unidos: Paulina Vega Díaz, barranquillera de 21 años, fue elegida como la nueva Miss Universo entre 87 mujeres que representaban a igual número de países.
Sólo había ocurrido una vez: el 25 de julio de 1958 cuando Luz Marina Zuluaga, de 20 años y del departamento de Caldas, fue elegida como Miss Universo en una ceremonia realizada en California.
Para los colombianos esta victoria "universal" no es un tema menor que se reduce a una nota de farándula en los diarios. Es una noticia de primera plana, de interrumpir transmisiones de televisión. De celebrar como un gol de James Rodríguez en el Mundial de fútbol.
Y no puede ser para menos en un país donde se realizan, según corporaciones de Cultura y Turismo, 3.794 celebraciones -también conocidas como carnavales, ferias, fiestas patronales o festivales municipales- al año, donde abundan los reinados.
Por eso el triunfo de Paulina Vega parece la victoria también de la reina de la panela, de la guayaba, del frío, de la piña, del dividivi –un árbol que crece en el norte del país- y por supuesto, la reina del café que se elige cada año en la ciudad de Manizales.
"Los reinados de belleza son una manera mediática de representar a una nación o una región y la mujer ha sido asumida como vínculo para reafirmar esa representación", le dijo a BBC Mundo el sociólogo colombiano y profesor de la universidad EAFIT, Adolfo Maya.
¿Por qué tanto reinado?
No hay una cifra concreta de cuántos eventos de belleza se realizan en Colombia al año.
Lo cierto es que hay una generalización aceptada de que las fiestas populares o verbenas se deben celebrar con un desfile femenino –con la debida elección de la más bella- y el motivo parece ser el de encontrar una digna representante por la que se le ponga rostro a una región.
"Tenemos muchos reinados porque esa ha sido una de las pocas formas que hemos encontrado para entendernos como una nación o como una región. Es allí, de manera simbólica y temporal, donde la comunidad se encuentra en la misma zona donde no han podido encontrarse por otros motivos como la violencia o la inequidad", explicó Maya.
Esa fiebre terminó conduciendo las cosas más allá de la estética femenina como materia prima.
Por eso en Colombia cada año se celebra el reinado de la gallina campesina, el del burro y el némesis de todos los festivales de belleza en el mundo: el reinado del más feo, en el municipio de Rionegro, en el oeste del país.
Sin embargo, el culmen de esta proliferación de concursos es el Reinado Nacional de la Belleza, que se celebra cada mes de noviembre en Cartagena.
Por años fue el evento por antonomasia. Hordas de periodistas viajaban desde Bogotá, la capital, a la ciudad amurallada sobre la costa caribe para cubrir los pormenores de un acto que era seguido al detalle por los medios y cuya velada de coronación, un repetido desfile de las candidatas en distintos trajes, era seguida por millones de televidentes.
A pesar del decrecimiento en su popularidad –evidenciado en los ratings de televisión y la poca atención mediática-, fue en ese evento popular donde fue elegida Paulina Vega como la representante de Colombia.
"El reinado nacional de la belleza, como la selección de fútbol, genera un imaginario de nacionalismo, no de nacionalidad. Yo no he conocido otro país donde se ponga el himno nacional cuando se celebra el gol de la selección o se logra una corona en Miss Universo”, señaló Maya.
Un nuevo valor de la mujer
Sin embargo, en Colombia parece que la euforia por las reinas ha comenzado a tener un ojo más crítico sobre lo que muchos llaman la proliferación de reinados que promueven la belleza como valor sin más.
De hecho, la polémica se coló en las redes: varias personas publicaron mensajes críticos en Facebook en los que exponían que "de 65 países en las pruebas PISA -de educación-, Colombia ocupó el puesto 58 en competencias en ciencia, pero nos llenamos de orgullo porque tenemos una Miss Universo".
Hace menos de un mes, en el corazón del país estalló un escándalo por un concurso de belleza de niñas menores de 12 años que había sido bautizado como "Miss Tanguita".
El asunto es que, aunque el evento se venía desarrollando desde hace 20 años, las voces más críticas no se habían alzado antes.
En todo este tiempo las niñas habían desfilado en bikini delante de un público numeroso, gran parte de él masculino, sin que ninguna autoridad en el país hubiera tomado cartas en el asunto.
"La identidad económica de una región se hace de manera simbólica a través de la cosificación de la mujer. Los reinados son un acto bastante machista, donde se ponen valores en las mujeres que esconden muchos vacíos de la sociedad", explicó Maya.
Pero esta no ha sido la único reacción en contra de los eventos de belleza. En octubre de 2004 fue elegido alcalde de Medellín, la segunda ciudad del país, Sergio Fajardo, un matemático convertido en político quien se había destacado en su campaña por tener un énfasis en el desarrollo de la educación como programa de gobierno.
Una de sus primeras decisiones fue eliminar el reinado que se hacía cada año durante el festival de la ciudad –conocida como la Feria de las Flores-, además de no patrocinar con recursos públicos la representación en el Reinado Nacional de la Belleza.
"Queremos hacer énfasis en el valor de las mujeres en la sociedad, mirándolas en un contexto distinto al de la belleza asociada a un reinado", explicó Fajardo.
Y añadió: "Además cuando llegué a la gobernación de Antioquia, decidí prohibir los reinados infantiles dentro de los colegios por decreto. Las niñas van al colegio a estudiar, no a desfilar".
Por eso decidió crear el Concurso Mujeres Talento, que continúa celebrándose, donde se premia a mujeres entre los 16 y los 25 años en cinco categorías: ciencia, emprendimiento, artes, deportes, liderazgo y medio ambiente.
Sin embargo, todo ese empeño apenas está comenzando y mientras Colombia celebra la coronación de Paulina Vega, miles de jóvenes se preparan para desfilar en el próximo reinado, ya sea el de la papaya, la yuca o la de la sopa.
Fuente: BBC
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